El mensaje a la Nación de Alan García presenta su usual tono grandilocuente. Promesas, cifras, una autocrítica que no lo fue y nulo espíritu conciliador.
Sería ocioso analizar los números, ya los analistas corroborarán su verosimilitud. Lo realmente preocupante son las propuestas y las omisiones. Dadas las trágicas experiencias del Fondo de Reconstrucción del Sur (FORSUR) y la Oficina Nacional Anticorrupción (ONA) poco o nada se espera de las nuevas promesas. Estas han sido de todo calibre: Código del Consumidor, segunda vuelta electoral en elecciones regionales, renovación del Congreso por mitades y colonia penal en la selva.
La omisión más preocupante que podemos percibir desde la Federación de Estudiantes se refiere a la educación y a la juventud. Es alarmante que el Presidente pretenda que nuestro país pertenezca al primer mundo sin invertir nada en las universidades. Un país sin investigadores, sin inventores; en definitiva; sin industria, no puede ser un país industrializado. Se deduce fácilmente que se pretende seguir con un modelo que busque perpetuar al Perú como un gran paraíso de recursos naturales con mano de obra barata para extraerlos. El presidente García parece no darse cuenta que solo a través de la inversión en educación se logrará desarrollar realmente el país. En su extenso discurso solo se menciona a la universidad en dos oportunidades (y solo para referirse a la capacitación de los docentes de la educación básica) y a la industria en tres ocasiones. La PUCP ha dado claros ejemplos de cómo la investigación repercute directamente en el beneficio del país.
Asimismo, se nota que no invertir en educación superior es condenar a nuestro país a la mediocridad. Si bien el Presidente se queja de la falta de cultura democrática no hace ningún esfuerzo para corregir esto. La educación superior no es solo un medio para el desarrollo económico. Es un factor clave en la construcción de un país que pueda aprender de sus errores, que pueda fomentar una real cultura democrática y posibilita un desarrollo orgánico de nuestro país.
Otra omisión importante es la referente a la juventud. Si bien durante la campaña del 2006 se habló mucho de los jóvenes luego de la aprobación de la Ley del Concejal Joven hemos caído en el abandono. Así, por ejemplo, el gobierno se negó a firmar sin reservas la Convención Interamericana de Derechos de la Juventud. Su actitud jamás ha buscado defender a la juventud ni, mucho menos, propiciar su acercamiento a la política. En este discurso se ha hablado de los núcleos ejecutores ciudadanos y juveniles. Se supone que estos podrán ejecutar obras a través del acceso a los presupuestos regionales y municipales. Esa única mención queda corta. El Presidente jamás señala cómo funcionarán estos núcleos y (amparados en experiencias previas) debemos creer que solo busca generar una red de clientelismo propensa a la corrupción. Ante este panorama los jóvenes debemos exigir el cumplimiento de uno de los postulados del Acuerdo Nacional que instaba al gobierno a aumentar el presupuesto de Educación al 6% del PBI.
El Presidente ha dado señales de que no le interesa la juventud, la educación superior, la industrialización y el desarrollo armónico del país. Es deber de los estudiantes universitarios, como agentes que estudian la problemática del país desde diferentes ópticas, el reclamarle una actitud más concreta frente a estos tópicos.
Renato Constantino
Secretario de Derechos Universitarios Mesa Directiva FEPUC
Sería ocioso analizar los números, ya los analistas corroborarán su verosimilitud. Lo realmente preocupante son las propuestas y las omisiones. Dadas las trágicas experiencias del Fondo de Reconstrucción del Sur (FORSUR) y la Oficina Nacional Anticorrupción (ONA) poco o nada se espera de las nuevas promesas. Estas han sido de todo calibre: Código del Consumidor, segunda vuelta electoral en elecciones regionales, renovación del Congreso por mitades y colonia penal en la selva.
La omisión más preocupante que podemos percibir desde la Federación de Estudiantes se refiere a la educación y a la juventud. Es alarmante que el Presidente pretenda que nuestro país pertenezca al primer mundo sin invertir nada en las universidades. Un país sin investigadores, sin inventores; en definitiva; sin industria, no puede ser un país industrializado. Se deduce fácilmente que se pretende seguir con un modelo que busque perpetuar al Perú como un gran paraíso de recursos naturales con mano de obra barata para extraerlos. El presidente García parece no darse cuenta que solo a través de la inversión en educación se logrará desarrollar realmente el país. En su extenso discurso solo se menciona a la universidad en dos oportunidades (y solo para referirse a la capacitación de los docentes de la educación básica) y a la industria en tres ocasiones. La PUCP ha dado claros ejemplos de cómo la investigación repercute directamente en el beneficio del país.
Asimismo, se nota que no invertir en educación superior es condenar a nuestro país a la mediocridad. Si bien el Presidente se queja de la falta de cultura democrática no hace ningún esfuerzo para corregir esto. La educación superior no es solo un medio para el desarrollo económico. Es un factor clave en la construcción de un país que pueda aprender de sus errores, que pueda fomentar una real cultura democrática y posibilita un desarrollo orgánico de nuestro país.
Otra omisión importante es la referente a la juventud. Si bien durante la campaña del 2006 se habló mucho de los jóvenes luego de la aprobación de la Ley del Concejal Joven hemos caído en el abandono. Así, por ejemplo, el gobierno se negó a firmar sin reservas la Convención Interamericana de Derechos de la Juventud. Su actitud jamás ha buscado defender a la juventud ni, mucho menos, propiciar su acercamiento a la política. En este discurso se ha hablado de los núcleos ejecutores ciudadanos y juveniles. Se supone que estos podrán ejecutar obras a través del acceso a los presupuestos regionales y municipales. Esa única mención queda corta. El Presidente jamás señala cómo funcionarán estos núcleos y (amparados en experiencias previas) debemos creer que solo busca generar una red de clientelismo propensa a la corrupción. Ante este panorama los jóvenes debemos exigir el cumplimiento de uno de los postulados del Acuerdo Nacional que instaba al gobierno a aumentar el presupuesto de Educación al 6% del PBI.
El Presidente ha dado señales de que no le interesa la juventud, la educación superior, la industrialización y el desarrollo armónico del país. Es deber de los estudiantes universitarios, como agentes que estudian la problemática del país desde diferentes ópticas, el reclamarle una actitud más concreta frente a estos tópicos.
Renato Constantino
Secretario de Derechos Universitarios Mesa Directiva FEPUC
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