Ambas declaraciones son bastante inexactas.
1. No se trata de un "golpe mortal".- La PUCP lleva actualmente cinco procesos contra el arzobispado. El primero es sobre interpretación de los testamentos (el proceso principal). Este se encuentra aún en 1era instancia.
El proceso en el cual se habría dado la orden mencionada por estos medios es uno ejecutivo para la aplicación del recordado fallo del TC, que favorece al Arzobispado, que se dio el año pasado. Este proceso se encuentra en segunda instancia (aún puede plantearse un recurso de aclaración) y lo que parece haber ocurrido es en que se ha ordenado inscribir en Registros Públicos lo que dijo el TC en el fallo.
Entonces:
(a) Aun no se ha inscrito nada en Registros Públicos todavía, y esta orden podría incluso llegar a ser bloqueada por una nueva si la PUCP plantea un recurso de queja.
(b) Aún si llegase a inscribirse la sentencia, ello no tendría por qué generar ninguna consecuencia práctica directa que afecte a la PUCP. El interpretar que la PUCP verá restringida la capacidad de disponer de sus bienes es sólo eso, una interpretación (que, en todo caso, deberá ser analizada en otro proceso). Vale aclarar que la orden de inscribir la sentencia en Registros Públicos no es igual a que se haya dispuesto que se ejecute todo lo que el TC -extralimitando sus funciones- expresó en la misma.
2. El Arzobispado NO ha ganado el litigio.- Como se ha mencionado en el punto anterior, la decisión a la que refieren las noticias no significa el final del litigio (ni siquiera significa el final de ese proceso!). Aún debe resolverse el proceso ejecutivo de la sentencia del TC.
Y más importante que eso, el primer proceso aún se encuentra en primera instancia. Todavía falta segunda instancia, casación -que es una suerte de 3era instancia, ante la Corte Suprema- y hasta se puede acudir a tribunales internacionales. Lo más seguro es que se tenga que atravesar por todos estos pasos, independientemente de a quien favorezca la sentencia de primera instancia (al igual que ocurrió con el recurso de amparo sobre el cuál el TC falló el año pasado), por lo cuál el litigio está aún lejos de terminar.
No nos dejemos influenciar por todo lo que pueda decir cierto sector de la prensa. Ya se ha demostrado que en muchas ocasiones, como en esta, cometen el error de aventurarse a sacar noticias con información parcial e inexacta, en búsqueda del titular.
Aún queda mucho por decir, proponer y debatir en este litigio.
Informados, podemos defender mejor nuestra autonomía.
PD.- En las próximas horas la Universidad debe enviar un comunicado explicando más a detalle lo que a ocurrido. Estemos atentos.
4 comentarios:
Pues hasta ahora el Arzobispado va avanzando contra lo previsto por la defensa de la PUCP. Creo que hemos visto lo suficiente de este pleito (especialmente la inaudita campaña contra el Cardenal donde se echó por tierra el nivel que supuestamente tenía la universidad) como para darnos cuenta que este rectorado no las tiene todas consigo.
Efectivamente Juliza, como bien dices, nadie las tiene "todas consigo". Eso significaría necesariamente que existe corrupción.
La PUCP lleva dos procesos, como explicamos en esta entrada, y en la primera instancia del proceso ejecutivo de la sentencia del TC se desestimó la petición del arzobispado de inscribir lo expuesto en dicha sentencia. Ahora, el arzobispado apeló la decisión, y ha encontrado que en segunda instancia les han dado la razón. Sin embargo, como también ha sido explicado, esta decisión tampoco es definitiva.
Sobre la campaña contra el cardenal, es cierto que se han cometido varias exageraciones. Pero no olvides que esto ha ocurrido por ambos lados (directamente se ha acusado de ladrones a los administradores de la PUCP, además, se ha acusado a nuestras autoridades de "manipular" a los alumnos para que realicen la marcha que la mesa directiva Fepuc anterior organizó el año pasado, cuando la verdad fue que quienes participaron de esta marcha lo hicieron por su propia voluntad).
Toda campaña sucia es indeseable y condenable, pero no caigamos en el error de pensar que sólo una de las partes ha caído en ello.
Como es historia conocida José de la Riva Agüero fue un hombre de fortuna que no tuvo descendencia, por lo que deja sus bienes a una persona jurídica, la Pontifica Universidad Católica del Perú, centro de estudios donde él enseñó y que por aquellos años comenzaba su labor educativa de forma bastante franciscana. Riva Agüero dejó cuatro testamentos: el primero de 1933, luego otro en 1935, el tercero en 1938, y el cuarto y último de 1939. En todos ellos la Universidad Católica es la heredera principal de sus bienes.
¿Por qué tantos testamentos?
Acá solo cabe la especulación, pero debemos suponer que Riva Agüero –no lo olvidemos de militancia católica extrema- quiso que su voluntad se respetase totalmente luego de muerto (fallece en 1944), por lo que desea que el espíritu católico de la PUCP sea “supervisado” directamente por el Arzobispo vía un representante del mismo, de allí los cambios entre el primer y último testamento. Veamos:
con los medios que tiene la PUCP, el cardenal pueda dar más facilidades a los alumnos que menos tienen y desean una mejor educacion en el PERU.
Oportunidad para TODOS es lo que queremos...
Cuando el cardenal Administre la PUCP,
Estimado Anónimo. Muchas gracias por comentar.
Déjanos decirte que somos de la opinión de que la Constitución debe ser respetada.
La Constitución señala en su artículo 18 que las universidades tienen autonomía académica, de gobierno, económica, entre otras. ¿Cómo entonces una entidad constitucionalmente autónoma puede ser "supervisada" del modo que pretende el cardenal? ¿Va a acaso a intentar suprimir toda conducta "no católica" que observe en la universidad? Esto en el supuesto -negado- de que la interpretación de los testamentos sea la que el arzobispado sostiene.
Muy aparte de ese punto, no llega a comprenderse de tu comentario en qué te basas para sostener que el Cardenal pueda dar "una mejor educación a los alumnos que menos tienen".
En todo caso, respetamos mucho tu opinión y tu punto de vista, pero discrepamos.
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